Las dietas 'milagro' pueden ser una bomba de relojería para nuestro organismo. Hay más y mejores formas de perder peso haciéndolo de una manera saludable.
Como concepto primordial hemos de tener muy presente que es fundamental contar con el consejo de nuestro médico de cabecera y profesionales cualificados si vamos a llevar a cabo un cambio en nuestros hábitos alimenticios con el objetivo de perder peso.
Cada organismo es un único y diferente, por ello los “tips” que transmitimos en este artículo son de carácter genérico y que son un punto de partida de unos buenos hábitos alimenticios, pero insistimos, lo importante serán las indicaciones de tu médico y de quien te ayude en el cambio de dieta.
LA RAPIDEZ, EL PRINCIPAL ENEMIGO
En muchas ocasiones nos coge el ansia por perder algo de peso de forma rápida (el bañador llama a nuestra puerta) podemos caer en la tentación de quererlo hacer rápido...y mal.
Las "dietas milagro" prometen resultados alentadores pero no nos cuentan cómo afectará a nuestro cuerpo establecer ciertos hábitos que no siempre son saludables (ni funcionan).
Las dietas que prohíben algún alimento, las que son demasiado restrictivas (menos de 1500 kcal), las que se basan en un solo alimento o grupo de alimentos, y muchas otras de este estilo, ponen en riesgo tu salud y no logran equilibrar tu peso.
Más que "ponerse a dieta" se han de adoptar unos hábitos saludables, una forma correcta de alimentarse, que no dure unas semanas o meses: debe ser un cambio de ahora en adelante.
PAUTAS BÁSICAS Y EFECTIVAS
1. COMER MÁS A MENUDO
Repartir la comida del día en cinco o seis tomas regulares (3 comidas principales y 2 tentempiés, uno a media mañana y otro a media tarde) y entre cada comida no dejar pasar más de 2-3 horas. Se mantienen estables los niveles de glucosa y se evitan los bajones.
Cuando esto ocurre (hipoglucemia), al organismo le falta energía y tiene la sensación de no estar bien alimentado. En consecuencia, aumenta mucho el apetito con el objetivo de obtener glucosa de inmediato. La forma de evitarlo es comer más a menudo.
Para no excederse con las calorías, preparar raciones más pequeñas y, sobre todo, masticar muy bien (cuantas más veces mejor). Ayuda a la saciedad.
2. NO SALTARSE EL DESAYUNO
Saltarte una comida no adelgaza. Al contrario, puede hacer que se gane peso. Primero, porque seguramente se come de más en la siguiente comida. Y segundo, porque el organismo, al darle menos alimento, se vuelve ahorrador y quema menos.
Lo ideal es, por supuesto, evitar la bollería industrial y las grasas. El desayuno más indicado debe incluir un lácteo desnatado, una pieza de fruta fresca y cereales integrales.
3. PROCURAR BEBER AGUA
Es básica para eliminar toxinas del organismo, pero además ayuda a controlar el peso gracias a su efecto saciante. En efecto, beber un vaso de agua antes de las comidas produce sensación de saciedad, con lo que comes menos. Lo mismo ocurre si tomas un vaso entre horas para controlar el hambre.
4. LOS IMPRESCINDIBLES
Para sentirse saciado, además de comer 5 veces al día es esencial incluir en la dieta vegetales cada día (por lo menos tres raciones de fruta y dos de verdura diarias), preferentemente frescos. Aparte de vitaminas y minerales, la fibra y el agua que aportan te ayudarán a sentirte lleno por muy pocas calorías y a regular el tránsito intestinal.
5. POTENCIAR EL SABOR
Una dieta para adelgazar debe ser equilibrada y ligera, pero también apetitosa y sabrosa porque de lo contrario se convierte en un auténtico suplicio. Para conseguirlo sin añadir calorías, las especias y las hierbas aromáticas son unas perfectas aliadas.
También el ajo y el limón, tienen un sabor intenso. Con poca cantidad se aromatizan los platos.
SE SUELE ELIMINAR DE LA DIETA POR ERROR
A veces, con la intención de no engordar, se eliminan de la dieta alimentos o nutrientes que en realidad no deberían desaparecer.
. Cereales. Son la principal fuente de energía y no se debe prescindir de ellos porque desequilibraría la dieta. Se recomiendan cinco raciones repartidas a lo largo del día, preferentemente integrales. Así que no se ha de dejar de tomar pan, pasta o arroz.
. Legumbres. Es un error dejarlas de lado, ya que resultan esenciales en una dieta equilibrada. Eso sí, en lugar de prepararlas en platos consistentes, lo conveniente es hacerlas de forma más ligera y fácil: en ensaladas, salteadas con verduras, en forma de puré…
. Proteínas. La dieta también debe incluir una ración de un alimento proteico en cada una de las comidas principales. Se puede elegir entre pescado, marisco, huevos y carnes (pollo, pavo, conejo…) y prepáralas siempre de forma sencilla, como a la plancha, al horno o la parrilla.
. Lácteos. Para mantener los huesos en forma, se han de tomar dos raciones diarias de lácteos, mejor si son desnatados. Si se es intolerante a la lactosa hay opciones libres de este azúcar.